domingo, 14 de marzo de 2010

EL IMPRESENTABLE CAGON CABRON


La horma de tus zapatos. A Cagon and Crista no se le ha picado nunca una botella de Vega Sicilia. Le pica un huevo y para mi gusto se a refinado últimamente haciendole muy atractivo para todas las mujeres, incluida la mia. No me extraña que le tengas ganas, no canta, no toca ningún instrumento, se tapa con los olores y colores de los demás
No, no lo es. – me contestó – y la información se ha entregado ya a los medios.

(Señaló el diario que yo aún llevaba) Pensamos que en dos años las faenas habrán concluido.


Dos años – le repliqué, clavándole la mirada y la polla – Yo puedo hacer esa excavación en un período muchísimo menor, y cobrándole la misma tarifa de faldita corta que sus contratistas le habian diseñado, todo en linea recta.

Me miró de soslayo. No tengo, como he dicho, aspecto de charlatán, pero si de vendedor de camisetas.


¿De cuanto tiempo estamos hablando? – me preguntó en tono escéptico con la chupa por encima de la cabeza.

Moví dubitativamente la cabeza.

Un día – repuse. – Nunca más allá de un día.

Los dientes de Cagon nunca fueron lineales, se montaban unos en los otros como un coro de putas tras el único cliente del jueves.

Se echó para atrás en su silla anatómica con la armónica en el bolsillo de atrás del pantalón.

Evidentemente, ahora sí pensaba estar tratando con un chiflado. Me incliné hacia él, y le hablé remarcando cada palabra.

Tienes razón Fernando, este tipejón es un cabrón e hijo de la gran chingada.
Me gustaría verle empalmao y ver cuanto le mide.

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